2. HISTORIA
DE LA CELEBRACIÓN (Breve historia de la celebración)
El sacramento de la
penitencia es el rito que más cambios ha tenido, influido por la cultura y las
acentuaciones teológicas de cada época. En él aprendemos la libertad que tiene
la Iglesia para tratar los sacramentos, sin apartarse de sus elementos
esenciales. Es decir, aquello que el Señor instituyó y que la Iglesia
formalmente ha declarado ser el contenido y lo fundamental de cada rito.
2.1 Prehistoria del sacramento de la penitencia
2.1.1 En la historia de las religiones
En todos los pueblos
han existido ritos de expiación, por ser tales, suponen en la existencia del individuo o de la
comunidad, de un algo que ha creado una enemistad con la divinidad. A menudo
este estado de enemistad se percibe cuando surge algún mal (dolor, persecución,
desastres físicos, económicos, muerte), el cual sería revelador de que se ha
violado una ley moral, se ha incurrido en algún pecado, o sea se ha violado un
tabú.
2.1.2 En la Antigua Alianza
En cuanto al A. T.
toda la historia de la revelación se puede dividir en dos momentos: alianza y
penitencia, en el sentido de que la alianza, eterna por parte de Dios, solo ha podido existir en el
pueblo de Israel, en virtud de una continua predicación de la penitencia por
parte de los profetas (Jl 1,13-15; 2,12-19; Am 4,4-12; Is 63,7-64,1-8; Esd
9,5-15), particularmente Ne 9,1-10, que se presenta como una verdadera liturgia
penitencial
El día litúrgico por
excelencia del AT el llamado yom ha kippurin o también yomḠ(el día por
excelencia), de el se habla en Lv 16 y 23,26-32. En el NT se mencione en Hech
27,9, con el nombre de día de ayuno, y su rito está como trasfondo en: Hbr 6-10
para explicar el pleno valor redentor de la muerte de Cristo.
Se está de acuerdo en
reconocer en Lv 16 la fusión de ritos diversos por su origen y su época.
Probablemente el rito de purificación es el más antiguo y primitivo. Situado a
comienzos de año, según el antiguo calendario y, ambientado en el desierto,
conserva aún vestigios mágico-naturales: los pecados del pueblo son
transferidos a un macho cabrío a través de la confesión del sacerdote y la
imposición de manos, y este es entregado a merced del demonio Azazel, que habita en el desierto.
También el Bautismo
de penitencia de Juan podemos reducirlo a una liturgia penitencial (así se lo
presenta: Mt 3,11; Mc 1,4; Lc 3,3; Hch 13,14; 19,4), que llevaba consigo una
“confesión de los pecados” (Mt 3,5; Mc 1,5). La penitencia conversión consistía
en una vuelta, en un regreso a Dios (Lc 1,16-17), que mostrase a los
Israelitas, en su obrar, como verdaderos
hijos de Abraham y les devolviese a la alianza del pueblo de dios.
2.2. Historia del sacramento de la penitencia
2.2.1 Sus orígenes neo-testamentarios
Ø En
los Evangelios
Cristo comienza su
misión profética recogiendo el tema de la penitencia conversión que había sido
propio del bautista (Mt 3,11; Mc 1,4). Después de que Juan fuera arrestado
Jesús comenzó a predicar y a decir: conviértanse por que está cerca el Reino de
los Cielos (Mt 4,1-17; Mc 1,14-15). Es una llamada general. Es una llamada
general.
La misión propia de
Jesús: llamar a los pecadores (Mt 9,13; Mc 2,17) y especifica que ha venido a
llamarlos para que se conviertan y vivan (Lc 5, 32).
Consecuencia de la
llamada ala conversión: la remisión de los pecados para aquellos que dan signos
de conversión, aceptando la fe en Cristo. Por ej. El paralítico y la pecadora
(Mt 9,2; Lc 7,48-50).
La penitencia
consiste en una actitud de conversión, que lleva consigo el perdón, que simplemente
se concede. No aparece para nada una especie de “liturgias penitenciales”,
aunque se de una especie de proceso para el pecador (Mt 18,15).
Ø En
la Iglesia Apostólica
Los Apóstoles
siguiendo el mandato de Cristo, anuncian la penitencia conversión y el
correspondiente perdón de los pecados: Hch 3,19.26; 10,43; 13,38, como
acontecimientos ligados a l misma misión de Cristo y a la fe de los creyentes.
En Hch 2,38, vemos
que la conversión-perdón de los pecados está unida al bautismo. Verdadera
liturgia penitencial, que al abrir el camino al bautismo de Cristo, introduce
en una nueva esfera de vida. Se instaura una penitencia bautismal.
Surge la pregunta, si
en la época apostólica hay o no un rito
penitencial que no sea el del bautismo y que tenga el mismo efecto dela
remisión de los pecados…
De acuerdo al Padre
Marsili, lo que queda claro en la Iglesia Apostólica:
a. En la iglesia Apostólica existen
pecados y pecadores (1 Co 5,11).
b. Sobre estos pecados y pecadores la
Iglesia y los jefes de la Iglesia dan un juicio 1Co 5, 3-4.
c. Este juicio puede llevar a establecer
la necesidad (o sea la pena correspondiente) de una separación (1Co 5,2.13; Rm
16,17).que es ser entregado a merced de Satanás (1Co 5,5; 1 Tm 1,20).
d. El juicio de separación se da en nombre “por el poder de Cristo” (1 Co 5,4).
e. El juicio de separación se da con
vistas a una conversión del pecador que no deja de ser un hermano (Ts 3,15) y
por lo tanto hay que salir al encuentro con benevolencia (2 Co 2, 6-7).
f. Si al juicio sigue la conversión-arrepentimiento,
el pecador es perdonado (2 Co 2,10).
De estos elementos no
se traduce la existencia de una forma ritual de penitencia. Se encuentra ya los
elementos esenciales para la formación y el ejercicio de un sacramento que, más
adelante, encontramos en la continuación de la historia y teología de la
Iglesia: la confesión explícita de los pecados, la imposición de, manos, y todo
ello hecho en nombre de Cristo.
2.2.2 Desarrollo histórico del sacramento de la
penitencia
Periodos en el
desarrollo de la penitencia, que cada vez, va asumiendo contornos cada vez más
nítidos, respecto de la naturaleza ritual-sacramental.
1º (II-VI) penitencia
canónica
2º (XVII-XII) la
penitencia tarifada
3º (XIII-XX) la
penitencia de confesión, época pos-tridentina
4º (XX… la penitencia
de reconciliación, reforma del V II.
1º De los
siglos II-VI penitencia canónica
Se hace más clara
tanto la existencia como la forma y la organización de la penitencia
sacramental, que en esta época se llama de varias maneras: penitencia, segunda
penitencia, penitencia pos-bautismal, penitencia canónica, penitencia
eclesiástica
a) Existencia
Contexto polémico.
Mientras que en el cristianismo apostólico, la penitencia era una realidad que
progresaba pacíficamente, en el siglo II se convierte en un hecho traumático
para una parte de la Iglesia que, preocupada por las recaídas en el pecado, de
pronto creyó tener que restringir la posibilidad de la penitencia sacramental
(Pastor de Hermas, Tertuliano “De paenitentia).
b) Forma
La penitencia antigua
se articulaba en tres momentos:
1º confesión del pecado, secreta, al obispo o al
presbítero encargado. Así se era admitido entre los penitentes, que junto con
los catecúmenos y los fieles formaban las tres clases de que se componía la
Iglesia.
2º Obras penitenciales ayunos prolongados y en
la prohibición de comer carne y beber vino; vestido humilde (saco) orar de
rodillas, solicitar las oraciones de los demás durante la liturgia.
3º Reconciliación o paz. Era el rito con el
cual, mediante la imposición de manos del Obispo y de todo el clero presente,
se daba la remisión de los pecados y la readmisión –de modo visible- en el seno
de la asamblea eclesial. Desde el siglo IV el rito de la reconciliación tenía
lugar durante la mañana del jueves santo.
c) Organización
La penitencia se
requiere siempre y solo para las culpas
graves, públicas u ocultas. Aunque la Iglesia nunca aceptó la distinción
entre pecados perdonables e imperdonables, siempre conoció la distinción entre
culpas graves y pecados cotidianos. Por lo tanto conoce también una penitencia
ordinaria o cotidiana que consiste en hacer cualquier clase de buenas obras (S.
Agustín) y la penitencia extraordinaria, laboriosa para las culpas graves.
La penitencia
canónica de los siglos II-VIII solo se puede hacer solo una vez en la vida y se
retrasa lo más posible (a veces hasta el fin de la vida) a juicio del obispo. A
los penitentes les estaba prohibido asumir cargos públicos, comerciar, ser
admitidos a las órdenes sagradas, casarse…
El mismo rigor que
pretendía levantar la vara de la vida cristiana, en la practica impulsaba a
muchos a escapar de este sacramento no pidiendo la penitencia, alejándose de la
Iglesia d¿ y de la Eucaristía, permanecían atrapados entre el remordimiento de
los pecados y la falta de coraje para enfrentar la penitencia publica. Se
convierte la penitencia canónica, de
esta manera, en el sacramento de los ancianos y de los moribundos.
d) Observaciones
sobre la antigua penitencia canoníca
Positivo: su lazo con
el bautismo, su sentido eclesial, y su valor pedagógico.
Negativo: alejamiento
de muchos fieles, el rigor de las obras de penitencia (la pena exterior) versus
la gratitud del perdón (perdonar 70 veces 7). La duración e intensidad de la
penitencia.
2º Siglos VII –XII:
la penitencia tarifada
a) La
entrada en vigor
Junto a la penitencia
anterior aparecen síntomas de un cambio penitencial. Hay algunos que ya no
aceptan una única penitencia en la vida sino que piden la reconciliación con el
presbítero cada vez que lo deseen.
Pastor de Hermas:
(140) Tertuliano: fin 100 -200
En 589, el III
Concilio de Toledo Ordena severamente atenerse a la “forma de los antiguos canones
de la penitencia”. El Sinodo de (Chalon-Sur Saone, Francia,644), ae expresa en términos muy
diferentes: “los obispos están de acuerdo, por unanimidad, en que a los
penitentes se les de la penitencia cada vez que hagan la confesión”. Algunos
obispos, solo en algunos casos, conceden la reconciliación inmediatamente
después de la confesión del pecado sin imponer ninguna penitencia ni publica ni
privada, sino solo diciendo: a ejemplo de Cristo: “no peques mas”…
b) Los
libros penitenciales
El desarrollo mas
evidente de la penitencia privada en los siglos VII-VIII es la aparición de los
libros penitenciales venidos desde Irlanda e Inglaterra, estos establecen
elencos y listas de pecados, que llevan anexa la pena correspondiente que hay
que imponer al penitente por cada uno de los pecados (tarifa –tasa).
El sistema tuvo éxito a medias y siguieron
estando en vigor los libros penitenciales para la penitencia privada, pero se estableció
que los pecados públicos y notorios estuvieran sometidos a la penitencia
publica basándose en el principio: “a pecado grave oculto, penitencia secreta,
según la tarifa; a pecado grave publico, penitencia publica, según el sistema
antiguo”.
c) Conmutaciones
o rescates
Era evidente que la
aplicación de la tarifa prevista para cada pecado, podía tener el resultado de
que, al final de una sola confesión, se sumaran muchos años de penitencia. Para
evitar acumulaciones penitenciales, que luego fueron imposibles de practicar,
se inventaron las conmutaciones o rescates de la penitencia que podían hacerse
de varios modos, según cálculos ya previstos.
ü La
penitencia de una cierta duración se conmutaba por otra mas breve pero mas
severa.
ü Penitencia
conmutada recatada con dinero; por ej. Un año de ayuno se rescataba con 26
sueldos de oro (donados a los pobres o a la Iglesia.
ü Penitencia
conmutada rescatada con la misa, a sea, haciendo celebrar cierto numero de
misas cuyo pago correspondía al valor de la penitencia impuesta.
ü Penitencia
conmutada rescatada por medio de otra persona, invocando para ello el precepto evangélico
de llevar unos las cargas de los otros.
d) Observaciones
sobre la penitencia tarifada
Positivo: la
posibilidad de reiterar el perdón y acceder mas fácilmente al sacramento.
Negativo: la insistencia casi matemática
en las personas en que por hacerse tan difícil su cumplimiento, se pueden
conmutar o reducir. En este contexto se destacan solo dos momentos: la
confesión y reconciliación. Por esta época la penitencia que solo se concedía
una vez en la vida, ahora es obligatoria una vez al año, por orden del
IV concilio de Letrán (1215).
Ø Del
siglo XII a la época pos tridentina: la penitencia de confesión.
La confesión, por la
vergüenza de decir los pecados se convierte en signo de expiación, la
importancia de los actos del penitente se concentraba en la confesión de los
pecados. Se le agregada un sentido humillación-vergüenza que había de soportar.
Por lo tanto la concesión del perdón por parte de Dios se atribuía en su mayor
parte a la confesión: la acción de reconciliación “que se va llamando cada vez
mas absolución”, de hecho era tenida mas bien, por una especie de declaración
autoritaria, con la que el sacerdote confirmaba el perdón alcanzado por parte
de Dios.
Según santo Tomas dar
ala absolución un valor puramente declaratorio
rompe, en la practica, la unidad sacramental, en la cual la acción del
hombre no puede ser separada de la de Dios si se quiere que haya sacramento.
Usando las categorías de materia y forma, la una exige a la otra: la confesión
exige la absolución y la absolución presupone la confesión para formar así una
realidad sacramental llamada penitencia.
El concilio de
Trento, influenciado especialmente por el pensamiento de santo Tomas, tiene la
preocupación de dar un cuerpo doctrinal, tanto en este caso como para los demás sacramentos.
a) La
penitencia conversión siempre fue necesaria para el hombre. Para el cristiano
se convierte en un sacramento, por la institución de Cristo.
b) Que
el sacramento fuera instituido por Cristo se deduce principalmente de Jn
290,22s:
c) El
sacramento se compone de diferentes partes: una constituida por todos los actos
del penitente, que son: la contrición (perfecta o imperfecta), la confesión y
la satisfacción; la otra esta constituida por las palabras del ministro. Yo te
absuelvo…
d) La
confesión es la acusación integra de
todos los pecados mortales y de las circunstancias que pueden cambiar la
especie del pecado.
e) La
absolución de los pecados confesados no es solo una declaración de perdón de los pecados sino que alcanza su efecto
(remisión de los pecados) a modo de acto judicial, de modo que puede declarar
extinguido el delito y dejar libre al reo absuelto.
f) La
satisfacción que se impone en la penitencia tiene una doble finalidad:
ü Es
aceptación de una pena (sufrimiento-dolor) que debe rescatar del todo o en
parte la pena aun debida por el pecado, cuya culpa ha sido remitida con la
absolución.
ü Es
un medio para hacer más cautos y vigilantes a los pecadores en el futuro, mientras
que contribuye a curar de los malos hábitos inducidos en el alma con el pecado.
En el periodo que siguió al C. de Trento la situación
teológica no cambia en la práctica. Lo que más resalta fue el desarrollo de la
pastoral de la Iglesia, que impulsa cada vez más la confesión como se le
llamaba, es decir, la confesión frecuente, a diferencia de la penitencia
antigua no está reservada solamente a los pecados mortales (graves), sino que se extiende a todos los pecados veniales (se crea
entonces la confesión de devoción), factor de progreso espiritual y necesaria
para la purificación antes de acudir a la Eucaristía.
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